Yo quiero decirles que estoy muy contento de participar en este acto conmemorativo de los 100 años del servicio. Estamos conmemorando una actividad que nace casi con la vida del hombre en sociedad. Tan pronto el ser humano vive en sociedad, se hace necesario definir cómo vamos a financiar aquel conjunto de tareas colectivas que tenemos en una u otra manera que hacer entre todos. El pago de tributos, entonces, surge con la vida de las personas en sociedad. Cómo apartamos una parte de lo que producimos y lo dejamos para servir los fines sociales. Es muy antiguo.
En aquellas sociedades agrícolas, como la egipcia, donde se vivía básicamente de la agricultura, los antecesores de ustedes iban mirando qué pasaba con el Nilómetro, hasta dónde crecía el Nilo, y según lo que crecía el Nilo, era hasta dónde se regaban las tierras. Según hasta dónde se regaban las tierras, era el producto agrícola recaudado. Y según el producto agrícola recaudado, era el impuesto que se cobraba. Han cambiado los tiempo. Ahora no hay que ir midiendo el pozo de hasta dónde llega el agua del Nilo. Pero el sentido de la actividad es el mismo.
Y entre nosotros comenzamos, tan pronto llegaron los españoles, a pagar impuestos. El quinto real, y por cierto, después la alcabala y demás impuestos de aquellos años.
Y con la independencia, entonces, hicimos una combinación de esto, establecimos el estanco, y algunos devinieron a la actividad pública, como resultado de estancos mal administrados, como don Diego Portales, que fue el que estableció las bases de la República.
Después, bueno, después tuvimos una época a la cual somos proclives los chilenos, que alguien diría, de vacas gordas, teníamos el salitre, y para qué preocuparnos de los impuestos, si cobrando un impuesto a la exportación del salitre al momento que lo embarcábamos, era suficiente. Toda buena época llega a su fin. Y a comienzos del siglo XX, el rendimiento del salitre eran insuficiente.
Y por eso, entonces, en enero de 1902 Germán Riesco estableció un impuesto a la producción de alcoholes. Nada nuevo bajo el sol. Y creó la administración del Servicio de Impuestos sobre Alcoholes, que es la directa antecesora del Servicio de Impuestos Internos, y por eso estamos aquí hoy día. Y desde esa fecha la historia del Servicio de Impuestos Internos, del sistema tributario chileno, ha estado ligado a la historia social, a la historia económica de Chile. Y, por cierto, la evolución económica y social ha estado directamente vinculada al Servicio de Impuestos Internos. Las vicisitudes, los cambios, las mutaciones, tienen que ver con lo que va ocurriendo en la realidad económica del país.
Y, por cierto, luego de la I Guerra Mundial caen los ingresos del salitre y, entonces, las exportaciones del salitre disminuyen, los ingresos fiscales se vienen al suelo, y comienza la primera gran modernización del sistema impositivo.
De allí, entonces, es el primer salto que da este país y se establece un Servicio de Impuestos Internos que se consolida a partir del año 24, cuando se establece el Impuesto a la Renta. Y el Impuesto a la Renta, en consecuencia, creado el año 24, implica el primer salto cualitativo de cómo hacer para poder fiscalizar adecuadamente un impuesto de la complejidad del Impuesto a la Renta.
Es mucho tiempo después, con Carlos Ibáñez, el segundo período del 56, se establece el Impuesto a las Compraventas, que es el antecedente inmediato del Impuesto al Valor Agregado, que comienza el año 74.
Pero desde allí, este Servicio fue capaz, entonces, de estar a la altura de sistemas más sofisticados de recaudación, un poco más alejado del Nilómetro, y en donde era posible pensar, porque había profesionalismo, capacidad, eficiencia, dedicación, se pudo, entonces, avanzar.
Y también acá ha habido un homenaje a los directores de este Servicio. En 100 años ha habido 16 directores de Impuestos Internos. Un récord en lo que es la administración pública, que habla de una carrera y de una eficiencia que se ha tendido a consolidar.
Y, por cierto, cuando 12 años atrás se restableció la democracia, vino una nueva etapa en la consolidación del Servicio. Hubo algunos cambios en la legislación, pero también se buscaron tener bases tributarias lo más amplias posibles: el Impuesto Progresivo a la Renta, Impuestos Específicos a Bienes Suntuarios o Nocivos para la Salud, como alcoholes o tabacos.
Y, lo segundo, fue cómo hacer una profunda reingeniería de procesos para poder tener, entonces, una modernización del Servicio. Acá no ha habido milagros, acá ha habido un esfuerzo sostenido por parte de todos ustedes, por la capacitación en nuevas tecnologías de información, y el esfuerzo que se ha hecho por sumar todos, de comunicación entre ustedes.
Hoy día el Servicio de Impuestos Internos exhibe un nivel de modernidad, creatividad, excelencia, reconocido a nivel mundial. Esto es cierto, ha redundado, como aquí lo recordaba el director subrogante, en mayores aportes al fisco, pero también ha implicado una mejora sustantiva al servicio del contribuyente.
Excúsenme una disgresión: la conferencia de Presidentes de la República en Quebec, en Canadá, de los 34 Jefes de Estado, uno de los temas era el tema de tecnologías, Internet y la capacidad de modernización de servicios. Y no me aguanté, por cierto, de contar lo que ustedes hacen. Quiero decir que al final terminó siendo ese el hecho más novedoso que se produjo, y varios de los Presidentes de los principales países se acercaron a preguntar si era cierto lo que había dicho, textual. Cuando usted dice “esto es lo que se hace, el 42% de las declaraciones se hicieron -el año anterior había solamente el 27%- por Internet, y se está haciendo el pago, y anuncié, porque aún no estaba, la conferencia fue en abril, y este año se va a enviar una declaración al contribuyente, de manera que si le parece bien la firma y está lista”, esa parte fue donde me preguntaron si era cierto.
Y eso implica, entonces, el nivel al cual ustedes han accedido.
Decir, entonces, que hoy día empresas, individuos hacen declaraciones, pago de impuestos y trámites por Internet, es normal, y que desde cualquier rincón de Chile, de la casa, o del trabajo y a cualquier hora. Así se está acercando el servicio al ciudadano, así se sirve a la ciudadanía del siglo XXI.
Y, en consecuencia, la página WEB del Servicio de Impuestos Internos, que entrega las declaraciones ya completas, que fue objeto de incredulidad, pero que también conlleva una filosofía distinta. Impuestos Internos conoce la información: ¿la guarda para pillar al contribuyente o se la entrega para facilitar lo que debe ser su declaración? Chile optó por el segundo camino, y eso es nuevo.
Entonces, aquí estamos en presencia de un servicio que es eficiente e innovador. Funcionarios, directivos, son ejemplo del servidor público, profesional, productivo, comprometido y, a lo largo de toda su historia, digámoslo, por su probidad.
Entonces, creo que debemos estar orgullosos de estos 100 años, de lo que hemos hecho en materia de administración tributaria.
Y por eso yo quiero expresar aquí un público reconocimiento a los funcionarios del Servicio, a nombre de todos los ciudadanos chilenos agradecidos de lo que ustedes han hecho en 100 años. Hay, por cierto, nuevos desafíos a futuro, la mayor eficiencia, como aquí se recordaba, en la recaudación, ha aportado los recursos requeridos para financiar reformas en salud, en educación, en vivienda, obras de infraestructura, impulsadas por los gobiernos últimos.
La ley de lucha contra la evasión, promulgada el año pasado, impone nuevas metas. Es exigente. Pensamos que es posible obtener 800 millones de dólares cuando la ley esté en régimen hacia el año 2005. Con ello la evasión en Chile llegará a un nivel inferior, esperamos, al 20%. Nos acercamos a los países desarrollados.
Cuando a veces he explicado este tema, he dicho “nos queremos comparar con los mejores”, también en esto, esto es parte de un país, de cómo se organiza, cómo funciona, cómo nos comparamos con Estados Unidos, que tiene un nivel de evasión del 11 ó del 12; o de Europa, que es poco menos del 10. No digo Israel, que anda por el 6. Esos son los desafíos que tenemos como país.
En consecuencia, ustedes están dando un salto enorme. Y por eso que estoy seguro que con ustedes se va a llegar a la meta que nos hemos propuesto, de ser un país moderno también cuando lo medimos con los niveles en que somos capaces de evitar la evasión. Acá estamos en presencia de un imperativo moral, es un delito, pero también es una fuente de inequidad y de competencia desleal entre el que paga y el que no paga.
Y por eso, entonces, es que este esfuerzo, este nuevo esfuerzo, está acorde con lo que ha sido la evolución de este servicio a lo largo de los 100 años.
Tenemos otras tareas, tenemos las tareas que corresponden a un país que se globaliza, que se inserta en el mundo. Cuando vemos una situación compleja, difícil en la región, ¿cuántas empresas de cuántos países van a pensar que desde Chile pueden ser una plataforma para desde aquí entrar al mundo de otros negocios, otras inversiones en otros países de América Latina? Y, por lo tanto, allí los convenios de doble tributación son fundamentales. Cómo definimos estos convenios que van en beneficio de Chile. Si Chile es plataforma desde la cual se lanzan las inversiones hacia otros países por inversionistas extranjeros, bienvenido sea. Pero eso nos permite, entonces, también, tener que tener convenios de doble tributación para evitar aquello.
Y por eso, entonces, hemos tenido avances. Tenemos acuerdos con Argentina, Canadá, con México. El 2001 culminaron negociaciones con Brasil, con Perú, Dinamarca, Noruega, Corea, convenios que tienen que ser ratificados, junto a los suscritos con Ecuador y Polonia. Esto también facilita y abarata la incorporación de nuevas tecnologías a los distintos procesos productivos, al evitar doble pago de derechos por las regalías, como ustedes lo saben bien.
Y este año, Impuestos Internos tiene una agenda nutrida de otras negociaciones, con Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, Alemania, Venezuela, Paraguay, entre otros. Negociaciones que se hacen más difíciles, porque Chile también está creciendo.
En los convenios de doble tributación, países con mayores ingresos le dan ciertos convenios de carácter distinto a los de menores ingresos. Estamos teniendo algunas dificultades en algunos países europeos, nos quieren dar trato de país desarrollado. Y uno dice “sí, nos estamos desarrollando, pero no tanto”. Es importante, ¿verdad?
Son muchos los desafíos, pero estoy seguro que ustedes, que estamos celebrando hoy los 100 años de este Servicio, van a estar a la altura de los nuevos desafíos, como otros antes que ustedes lo estuvieron, como los directores que acá nos acompañan, como estos funcionarios a quienes se les ha hecho un reconocimiento especial, no obstante respecto de algunas funcionarias, tengo la sensación que en el pasado se entraba a trabajar como a los 10 años a Impuestos Internos.
Creo, mis amigos y amigas, que Chile tiene una deuda de gratitud con este Servicio, por la labor que cumplen, por la forma en que lo hacen, por la eficiencia que han demostrado. Y en los últimos años ha habido directores de una tremenda eficiencia, y el aplauso que ustedes brindaron al último director, es un reconocimiento de aquello, porque creo que Javier Etcheberry ha sido un modelo del servidor público, que a ratos hay que enfrentar ciertas incomprensiones, pero, en definitiva, se enfrentan pensando en el interés superior del país.
Por eso yo quisiera esta tarde, para concluir, a nombre de toda la comunidad chilena, decirles: gracias por lo que han hecho, desearles lo mejor en este segundo siglo de vida que se empieza, y decirles que ojalá, quien quiera que esté en este cargo en 100 años más, pueda tener la misma sensación de orgullo que yo tengo con lo que ustedes han hecho.
Muchas gracias.
Santiago, 18 de enero de 2002.